Por lo general, a los adolescentes no les gusta participar en reuniones familiares, aunque como padres a veces quisiéramos que no sólo estuvieran presentes, sino que además disfrutaran de estos momentos en familia… ¿Cómo lograrlo?
Llega la Navidad, un momento muy esperado por todos. Son días de reencuentros familiares, regalos, vacaciones escolares, comidas especiales, pero, sobre todo, magia e ilusión. Principalmente para los más pequeños de la casa, que ansían los regalos de Navidad, no así para los adolescentes, quienes casi siempre se muestran apáticos, contrariados y en ocasiones hasta molestos. Este comportamiento a veces suele ser el motivo de discusiones entre los miembros de familias, y de que la tan esperada “Noche de Paz”, se estropee.
Si usted tiene un hijo adolescente en casa, y si desea que él o ella participe en las actividades familiares de esta época, y hasta con buena cara, le recomendamos siga estos consejos:
DEJE QUE LA FIESTA ESTÉ ABIERTA A SUS AMIGOS
Las vacaciones y celebraciones decembrinas significan para ellos ver poco a los amigos y, sobre todo, a su noviecita/o. Por eso hágales sentir que la familia no es un estorbo para sus relaciones personales. Es probable que los amigos tengan sus respectivos compromisos pero podemos sugerirles que organicen, por ejemplo, una merienda con amigo antes de la cena de Nochebuena o que inviten a algunos de ellos a comer bocadillos. Y si por el contrario, ellos son los invitados, no pongamos trabas para aceptar.
HÁGALES PARTÍCIPES EN LA PREPARACIÓN
Los adolescentes pueden tener ideas brillantes en cuanto a estos aspectos se refiere. Escúchelos y déjeles la iniciativa si viene al caso.
También es conveniente que trate de responsabilizarlos de algún aspecto de la celebración. Deje, por ejemplo, que se encarguen de comprar y organizar la presentación de los aperitivos, del postre, los refrescos o cualquier otro elemento de la cena.
HAGAMOS LO PROPIO RESPECTO A LOS REGALOS QUE LES HAREMOS:
Tenga en cuenta lo que gusta a sus hijos y no a usted. Si piensa en una prenda de vestir, música, etc., trate de averiguar sus gustos y de encontrar algo que les encante, aunque a usted no le guste.
NO SE PONGA PESADO CON EL TEMA DEL VESTIR
Como adultos, tenemos una idea de la elegancia muy distinta a la de los jovencitos, por lo que no trate de imponerles criterios sobre la forma de vestir. No se enoje si para la cena, él o ella aparecen hechos unos adefesios. Lo importante es que estén juntos y no la forma en que cada uno viste.
Eso sí, como padre puede sugerirles que adopten otro estilo para la ocasión pero no les imponga o trate de que usen ropas concretas.
DÉ UN TOQUE INFORMAL A LAS REUNIONES
Los hijos pueden desempeñar un papel inestimable a la hora de transformar una fiesta formal y envarada en algo divertido y desinhibido donde todo el mundo, padres e hijos, abuelos, nietos, etc., se diviertan por igual. Muchos adolescentes saben tocar la guitarra u otro instrumento musical. Si voluntariamente quieren, puede proponerles animar la reunión con sus canciones o algún juego familiar previo a empezar la cena. OJO: Eso sí, trate de evitar que se ‘emboben’ en su celular enviando mensajes.
¿Y SI EN LA NOCHEVIEJA DICEN QUE QUIEREN SALIR?
Es normal que un adolescente en esta época quiera salir con sus amigos. Quizá sea la primera vez que se plantea y esto, a los padres, les crea inquietud. ¿Cómo reaccionar? Puede ocurrir que tenga programada una cena familiar a la que su hijo/a no quiera asistir y también que no sepa dónde pretende ir y con quién.
Ante una primera salida, es aconsejable que se informe de sus planes, se ponga en contacto con los padres de los amigos, procure que se comprometan a ser responsables, y lleguen a un acuerdo sobre la hora de regreso a casa.
Como es casi seguro que su hijo tenga un teléfono móvil. Déjele claro que no le gustaría tener que recurrir a llamarlo como forma de control y que será él quien deba llamar si surge cualquier imprevisto que le impida cumplir con lo pactado.
En general no podemos predecir la actitud de un chico ante las fiestas de Navidad y Año Nuevo pues todo depende de las circunstancias de cada familia. Sin embargo, podemos encausar una actitud positiva mostrándonos comprensivos y abiertos al diálogo.
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