Cierta mañana, un médico y su esposa reñían encarnizadamente poco después del desayuno:
— ¡Y no creas que eres extraordinaria en la cama! -gritó el hombre y se fue, furioso, a trabajar-.
Durante la mañana resolvió que sería mejor hacer las paces y llamó a casa por teléfono. Tras múltiples timbrazos, su esposa por fin descolgó el aparato.
— ¿Por qué has tardado tanto en contestar?
— Estaba en la cama.
— ¿Y qué hacías a estas horas en la cama?
— Puueess, ¡buscaba una segunda opinión!!.
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Todo tiene su precio…
Don Eulogio, viejo granjero acomodado, tenía un toro semental que alquilaba para hacer maquilas a las vacas de los vecinos (el toro no sabía qué era eso de “maquilas”; así que él no’mas las preñaba).
Cierto día llegó un individuo, y fue recibido por la joven hija de don Eulogio, pues éste había salido al pueblo.
•- ¿Está tu apá, güerquilla?” -pregunta el hombre.
— No’stá– responde la chica. Pero si viene por el toro, el alquiler es de mil pesos.
•- No vengo por el toro -aclara con enojo el visitante. Vengo porque tu hermano embarazó a mi hija.
— ¡Ahh! -exclama la muchacha- Entonces si tendrá que esperar a mi apaaá. Porque no sé cuánto cobra por el alquiler de mi hermano!¡…
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¡Ah, menos mal!
Sorprendido al ver un asiento desocupado en el estadio a pesar de que se estaba jugando un juego de beisbol de serie mundial, un fanático se lo comentó a la señora que se encontraba sentada junto a él.
— Mi esposo iba a venir. ¿sabe usted? — explicó la mujer—; pero se murió.
•- ¡Oh!, ¡cuánto lo siento!— dijo el fanático–.
Pero ¡qué raro que algún pariente o un amigo no haya aprovechado el boleto!
— Po’s siií… pero es que todos fueron al entierro.
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Entre Amigas
Pirulina comenta con disgusto a su amiga Nachitasuelta:
-Toribio no es lo que yo pensaba. Cuando nos conocimos le pregunté a qué se dedicaba, y me dijo que es especialista en partes del estómago. Pensé que era médico… pero resulta que el muy k_on, sólo tiene una carnicería!.
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