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Un Ladrón de Ficción

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El ingenioso zapatero remendón Wilhelm Voight se hizo famoso tras haber simulado ser un poderoso capitán y robar al alcalde…Convirtiéndose así en:

 
   Wilheim Voigth tenía 45 años cuando fastidiado de su actividad cotidiana pensó que debía hacer algo en su vida que lo sacara de la rutina de su trabajo de zapatero remendón, en la Alemania de 1906. 
  Por aquella época, a los militares nadie podía resistírseles y fue pensando en eso que Voigth ideó su plan. 
 
  En una vieja tienda de compra y venta de todo tipo de cosas adquirió un uniforme usado de capitán, lo reacondicionó, se lo puso y se dirigió resueltamente a las cercanías de un cuartel. Esperó hasta que vio salir marchando por allí a un sargento con siete soldados. Allí comenzó a poner en práctica su plan. Detuvo al pelotón con aires de mando y le dijo al que iba al frente que debían acompañarlo de inmediato –sin que importen las órdenes que llevaban– para cumplir con una misión importante encomendada por el propio Kaiser. 
 
  El sargento se cuadró y se puso a su disposición. De inmediato, seguido por sus hombres, requisó un autobús, hizo que el pelotón subiera a él y dispuso dirigirse al distrito de Kopenick, cercano a la capital. Una vez allí y encabezando al grupo con paso marcial, los llevó hasta el municipio del lugar. Sin pedir permiso a nadie, por supuesto, entró al despacho del alcalde y amparándose en sus presunta orden de la superioridad, hizo que el alcalde ordenara al tesorero abrir la caja fuerte y requisó 4,000 marcos que allí había, firmado un “recibo oficial” con un nombre falso. Amonestó severamente al alcalde, que obedecía a todo con temor evidente, prometiéndole una inspección para la siguiente semana. 
 
  Luego hizo que los soldados llevaran al pobre hombre, junto a su secretario particular y al tesorero a una amplia habitación del lugar, advirtiéndoles que debían cuidar a los prisioneros mientras él completaba la misión… Y se marchó con los 4,000 marcos sustraídos de las arcas del municipio. Ya solo, completó su misión. Fue hasta una calle cercana donde había escondido unas ropas de civil, se las calzó y desapareció con una sonrisa. 
 
 Durante semanas la prensa escribió del curioso robo. No había una sola pista. Pero Voigth no estaba contento. Había hecho algo que lo hizo sentir ingenioso y fuera de la rutina pero nadie lo sabía. Fue entonces que tomó otra  decisión fuerte; la de enviar a los periódicos una foto suya con toda la historia. Salió en los diarios, claro, pero entró a la cárcel. 
 
  Al siguiente día de publicar su historia, en la buhardilla de Voigth, la policía encontró el uniforme envuelto en un fardo. El zapatero no ofreció resistencia, pero pidió permiso para terminar de desayunar. Explicó que había aprendido el modo de hablar y los modales de los oficiales prusianos, mientras les arreglaba sus botas como aprendiz de zapatero.  
 
  El pueblo todo y hasta las autoridades tomaron aquello de manera tan risueña que el juez penó a Wilheim Voigth sólo con 4 años y lo dejó en libertad al año y medio. Ahora sí: todos lo conocían, su ego estaba satisfecho y consiguió estar en la galería de las historias asombrosas.
 
   Al salir de la cárcel, marchó a Luxemburgo, donde vivió confortablemente con una pensión vitalicia otorgada por una rica viuda berlinesa a la que había impresionado su ilimitada audacia…
  Y Créalo o No… Así Fue!! 
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