El pasado martes, en frente de los medios de comunicación, Donald Trump nuevamente hizo relucir su egocentrismo, su machismo, su intolerancia y su ignorancia a los procesos políticos y su falta de compromiso político.
En la reunión de alto calibre y de mucho ‘chile’ que sostuvo con Nancy Pelosi y Charles M. Schumer, representantes de la minoría en la Cámara de Representantes y el Senado, respectivamente, Trump quiso darle un golpe mortal a la postulación de Nancy Pelosi como Jefe máxima de la Cámara de Representantes.
En esa reunión también estuvo presente el vicepresidente Mike Pence, quien parecía una marioneta de yeso que solo funciona cuando su amo jala sus cuerdas. Como Trump no le dio permiso, Pence estuvo tan callado como una gallina poniendo huevos. Fue la viva imagen de los representantes republicanos en Congreso. Gente que ha permanecido calladita con el rabo debajo la cola y prestos a lavarse las manos. Lo han estado haciendo desde hace dos años. El plan inicial de la Trump en la reunión era debilitar –por qué no arruinar— la nominación de Nancy Pelosi como Jefe máxima de la Cámara Baja del Congreso, el puesto político más importante después de la Presidencia. En ningún momento la respetó; nunca le dio el lugar que le corresponde. Es decir, reconocer la posición de una persona elegida a través del voto. La llamó por su nombre: ‘Nancy’. Pudo haberle llamado con respeto, como representante Pelosi o Ms. Pelosi.
Sin embargo, el tiro le salió por la culata. Nancy Pelosi nunca reaccionó de manera indebida, aunque realmente Trump merece que una mujer lo abofetee y lo mande a su mundo de corrupción, despilfarro y falta de ética. A la salida de la breve reunión, se pudo advertir enfado en el semblante de Nancy Pelosi, pero también se notó seguridad. Ella sabe que ahora el Partido Demócrata está más unido contra la desfachatez de Trump. En este sentido, los demócratas que se oponían a su candidatura como Jefe máxima de la Cámara de Representantes tendrán que darse por vencidos y apoyarla. Nancy Pelosi tiene la experiencia, el carácter y sobre todo la disposición de liderar una oposición frente al cuasi autoritarismo del Ejecutivo. Donald Trump acaba de ahondar el desprecio de los demócratas en el Congreso. Con un dominio numérico y de poder en la Cámara Baja, su mal oliente muro nunca se va a construir. Desde enero, Nancy Pelosi estará al frente de la oposición, no sólo en el Congreso sino en la sociedad norteamericana. ¡Bienvenida!
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