La carencia de la “vitamina del sol”, ha sido relacionada con todo tipo de trastornos. Una de las máximas expertas en esta sustancia clave para disfrutar de una vida saludable, explica cómo mantenernos “vitaminaDos”.
Podemos disfrutar de una vida más saludable gracias a la vitamina D, según la doctora María Hernández Bascuñana,(https://bascunana.net), cuyas investigaciones y prácticas clínicas le confirman continuamente la importancia de este compuesto, que entre otras funciones ayuda al cuerpo a absorber el calcio, uno de los principales elementos que constituyen los huesos y le dan fortaleza.
EL SOL Y SUS APORTES.
La vitamina D es imprescindible para que el cuerpo pueda absorber calcio, el componente principal del hueso, y además regula numerosas funciones celulares, según la Clínica Mayo, en Rochester (Minnesota, EE. UU.)
Este nutriente, no solo contribuye a prevenir el debilitamiento óseo, sino que además es necesario para nuestros músculos, que activan el movimiento y para nuestros nervios, que la requieren para transmitir mensajes entre el cerebro y otras partes del cuerpo, apuntan los Institutos Nacionales de Salud (NIH) estadounidenses.
Añade el NIH que esta sustancia es conocida como “vitamina del sol”, porque nuestros cuerpo la produce naturalmente cuando la piel descubierta se expone a los rayos solares; y también es indispensable para que el sistema inmunitario pueda combatir las bacterias y los virus que lo atacan.
“Destapar nuestra piel, tomar el sol y cuidar nuestra alimentación, son medidas que nos ayudarán a sintetizar vitamina D. No es un tema menor: la mayor parte de la población mundial sufre deficiencia o insuficiencia de esta vitamina y esto empieza a considerarse un problema de salud pública”, advierte Hernández Bascuñana.
“La falta de vitamina D se ha relacionado con trastornos autoinmunes, infecciosos, alérgicos, cardiovasculares, neurológicos, óseos, inflamatorios, digestivos, cánceres, depresión, esquizofrenia, e incluso con el autismo”, recalca.
“Hemos llegado a normalizar el hecho de que existan fatiga generalizada, debilidad muscular, falta de agilidad mental y pérdida de memoria en adultos de mediana edad; así como dolor menstrual y síndrome premenstrual durante la vida fértil de la mujer y osteoporosis cuando se llega a la menopausia”, según Hernández Bascuñana.
CONSEJOS PARA ESTAR VITAMINADOS.
Para aportar suficiente vitamina D a nuestro organismo y ayudar a prevenir los problemas de salud derivados de su carencia, la doctora recomienda:.
REALIZAR BAÑOS DE SOL.
Bascuñana aconseja tomar el sol sin filtros “tipo cristales” o poniéndose protectores solares, entre 10 y 20 minutos diarios, en el caso de las personas de piel clara; y un poco más de tiempo si se tiene una piel oscura, procurando exponer el máximo posible de superficie corporal, a alrededor de las 11 de la mañana y de las 4 de la tarde, en verano.
“Durante el otoño y la primavera se debe aumentar el tiempo de exposición solar, efectuándola en torno a las horas más centrales del día”, puntualiza.
“En invierno tendríamos que tomar el sol una o dos horas en las horas centrales de los días soleados, algo que resulta poco práctico por nuestras obligaciones diarias y el clima frío”, según esta especialista.
MANTENER NIVELES ÓPTIMOS DE MAGNESIO.
H. Bascuñana recomienda que el nivel de magnesio en nuestro organismo esté muy por encima del mínimo dentro del rango considerado como normal en una analítica sanguínea.
“El magnesio beneficia de distintas maneras la presencia, las funciones y la excreción de la vitamina D, en nuestro cuerpo”, asegura.
“Para conseguirlo debemos consumir a diario alimentos ricos en magnesio, como las nueces de Brasil, los anacardos, otros frutos secos, el cacao puro o los dátiles, así como alimentos variados no desnaturalizados por la industria alimentaria”. incide.
“También debemos evitar los “ladrones de magnesio”: aquellos alimentos que reducen los niveles de este mineral en el cuerpo”, agrega.
En esta lista figuran los refrescos, la carne procesada tipo fiambre, embutidos, salchichas y hamburguesas; los alimentos a los que se agrega fosfato como conservante; las conservas en contacto con aluminio; los alimentos cocinados con instrumentos de aluminio; las tisanas, infusiones o extractos de plantas de cultivos no ecológicos; y la cafeína.
“El estrés, el tabaco y la polución ambiental son otros enemigos de la vitamina D”, concluye la doctora Hernández Bascuñana.
Pablo Gutman./ EFE Reportajes
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