¿Y TÚ ERES METRO, RETROO DE LOS OTROS?

¡Quiiiuuubo, ¡quiiuubo!, quiubo!, cómo están mis tuerkitas y tornillitos, qué tal les está entrando el último… mes de año, bien?, espero que sí.

  Lo güeno es que ya quedó atrás el comelitón del Thanksgiving, aunque ahora empiezan las compras pa’Navidad y por más que nos dicen que ahorremos porque se viene una recesión, que no compremos cosas innecesarias, etc., etc. pero lo cierto es que no hacemos mucho caso a esas recomendaciones.

 También se viene el tiempo de invitaciones a comidas, cenas y fiestas decembrinas, como a la fiesta de disfraces que invitaron a mi cuate Aquiles Baeza, que quería ir, pero como no tiene qué ponerse y es muy tacaño, fue a una tienda de disfraces y…

 •_• Oiga, quiero un buen disfraz, pero baratito.

)_(  Sí, cómo no -le dice el dependiente- aquí tiene este de Batman, con todos sus accesorios, no’mas le cuesta 120 dólares!

 •_• Uuuy, no!. eso está muy caro… ¿no tendrá algo más barato? -responde el tal Aqui les  Ba eza-.

)_(  Pues tenemos el del hombre araña, que es sencillo y sin accesorios… Le cuesta $80.

•_• Mmmm!, ¿no tiene algo mas baratito?

)_(   El dependiente se le queda viendo… sonríe y se va a lo último de los anaqueles y regresa con una maraca… Aquí tiene, esto cuesta no’mas $15!

•_• Ah! chingao -dice extrañado Aqui les Ba eza- pu’s así tendré que comprar un disfraz de maraquero.

•_• No!, no es necesario… se la mete en el rabo y cada que se mueva o camine irá disfrazado de víbora de cascabel!!! 

                                                    Ji!, ji!, ji!….

 Pero güeno, mejor hablemos de chícharos rellenos de caviar y ensalada de frijolitos con gorgojos… les cuento terminada la cena de Acción de Gracias, empezamos a hablar de esto y de aquello, y entonces mi carnal me preguntó: ¿Te acuerdas de Fulano de Tal? (no diré nombres pa’no ofender… al Rigo,  ji, ji, ji).

 Sí, ¿por qué? -contesté-

 Pues fíjate que me encontré a su hermana Ana, y me platicó que en la comida de cumpleaños de una prima (de ellos) él salió del clóset y les confesó a todos que era gay….

 — no’mbre -exclamé- y sus hijos?… y su vieja?; digo, porque ya su familia ha de estar en shock, además de que él ya está viejo pa’ salir con eso.

  Pues sí, ha de andar cerca de los cincuenta, si no es que ya los tiene…

 Y bla, bla… seguimos con el tema y otros invitados le entraron a la conversación. En un momento dado yo dije “pues nunca dio trazas de ser homosexual, aunque si parecía metrosexual y…” en eso me interrumpe doña Irma (invitada como yo), y dice:  “pos yo estoy muy confundida con eso, y es que ahora han aparecido tantos tipos de hombres, como toallas femeninas se anuncian en la tele  que si normales, delgadas, ultra-delgadas, nocturnas, largas, con alas, ultra-absorbente, para los primeros días, para los tres últimos, etc.)…. ¿Pos que ya no hay machos-machos como antes?… ¿‘onde quedaron los  hombres de pelo en pecho y apestosos a sudor?”.

 Uuta -pensé, en la que me metí,  pero le respondí: Pues sí hay, señora pero a esos se les llama ‘retrosexuales’.

 – ¿Retro…qué?, no le digo, ‘ora ya me salió con otro nombrecito.

  Como pude traté de explicarle, que la forma de vivir ha cambiado y que a alguien se le ocurrió la idea de clasificarnos, a los hombres de modales ordinarios, que apenas se afeitan, cuando salen del baño medio se secan y zas!, a ponerse el de mezclilla, se medio peinan y si acaso se dan una pasada de crema en la cara. No usan adornos, ni nada de prendas apretadas, ni ropa de marca. Son algo rudos y poco románticos, pero conquistadores y protectores de las débiles mujeres, a esos hombres se les llama ‘‘retrosexuales”.

  En cambio un “metrosexual” por lo regular, es un súper vanidoso, que se enamora de sí mismo.  Ese no conquista a las mujeres, sino que se deja conquistar por ellas. Son detallistas, fuertes y elegantes. Se depilan el pecho, se arreglan las uñas y el pelo, van al gimnasio, compran en las mejores boutiques, huelen a colonia, usan cremas afirmantes y antiarrugas, y si se les confunde con un “gay”, les importa un bledo. Viven en áreas metropolitanas (de ahí lo de “metro”), en apartamentos bien decorados y como son clientes de la peluquería, intercambian con las mujeres, secretitos sobre estilos, cortes, tintes y rizos.  Jamás se les olvida el cumpleaños de una amiga, no discuten con ellas, y tienen mucha paciencia al de ir de compras. Ah, y pa’ rematar, algunas mujeres dicen, que sus “metrosexuales” improvisan piruetas debajo de las sábanas y son muy buenos pa’ tooodo…

  –Po’s no sé si le entendí bien, pero gracias por la explicación, aunque le faltaron como diez más, me dijo la señora y luego agregó: ¿Y es uste’ de cuáles era, metrosexual, retrosexual o de los otros?, porque ahorita ya no puede nada, ¿verdad?

 __ iiinche veja metiche, pos’ qué kbo_rones le importa! -pensé- así que mejor cambié de plática…