En Berlín, Alemania una mujer de 25 años, quien se encontraba enrolada en el programa de desempleo se vio obligada aceptar un trabajo en un burdel porque de lo contrario el Estado …
En Berlín, Alemania una mujer de 25 años, quien se encontraba enrolada en el programa de desempleo se vio obligada aceptar un trabajo en un burdel porque de lo contrario el Estado le recortaría drásticamente sus prestaciones por desempleo… este es tan solo uno de los absurdos Casos y Cosas que se encuentran hoy en día.
La joven, cuya identidad no fue revelada, hizo lo que todo el mundo para buscar trabajo: ingresó a una bolsa de trabajo su currículum para que estuviera a disposición de varias compañías con la esperanza de que algún empresario reparase en ella. En su historial laboral añadió como experiencia que había trabajado en una cafetería como camarera y que no le importaría repetir si era necesario. Así fue como le llegó una oferta de un «bar nocturno» cuyo propietario «estaba interesado en su perfil».
Se emocionó al recibir la oferta, pero al llamar por teléfono grande fue su desilusión al averiguar que se trataba de un burdel y pero aún, que el empleo incluía «servicios de tipo sexual».
La reforma de la legislación alemana en materia de empleo establece que cualquier mujer menor de 55 años que lleve más de un año recibiendo beneficios del gobierno, está obligada a aceptar cualquier empleo, incluido la prostitución, que es legal en el país desde hace dos años. Quien se niegue a ello verá recortados sus derechos y beneficios sociales.
El Gobierno consideró la posibilidad de hacer una excepción con los burdeles por motivos éticos, pero a última hora decidió que sería demasiado complicado establecer diferencias entre los distintos tipos de bares. Así, un burdel puede acceder a archivos de datos de aspirantes a trabajos con los mismos derechos que una clínica que busque enfermeras, por ejemplo.
Así que la joven se encontró con que el empresario cumplía estrictamente con la ley cuando le ofreció un empleo que incluía servicios sexuales. Más aún, la misma legislación prevé que si el empresario no denuncia a quien renuncie a la oferta, puede ser sancionado si es denunciado por empresarios de la competencia.
“Lo paradójico del caso de la joven informática, es que aquí se conjuntan lo peor de la nueva legislación laboral con la legalización de la prostitución: «Las nuevas regulaciones establecen que el trabajo en la industria del sexo no sólo no es inmoral, sino que no se pueden dejar estos trabajos sin el riesgo de perder derechos»”, denunció una abogada alemana especialista en este tipo de casos.
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