Advierten peligro a todos aquellos adeptos al amor cibernético. Porque aseguran que en una trampa se puede caer,
Advierten peligro a todos aquellos adeptos al amor
cibernético. Porque aseguran que en una trampa se
puede caer, y hasta la muerte tener… este es unos
de los tantos Casos y Cosas que la vida hoy en día
nos ofrece.
La experiencia que vivió Des Gregor, un granjero
del sur de Australia de 56 años de edad, de seguro
nunca la podrá olvidar. Luego de experimentar un
amor cibernético que casi le cuesta la vida regresó
a Adelaide tras haber sido secuestrado por 12 días
en el país africano de Malí. El hombre viajó allí
con la esperanza de casarse con una mujer que conoció
por internet y -de paso- recoger una dote de
86.000 dólares. Pero, en cambio, fue secuestrado
y la dote… estuvo a punto de pagarla él.
Gregor, criador de ovejas, partió hacia Malí en lo
que esperaba sería una aventura exótica. No sólo
se reuniría con su novia africana, sino que embolsaría
una cuantiosa dote en oro.
“Cegado por el amor”
El objeto de su afecto -y su posterior desdichaera
una mujer que él creía se llamaba Natacha, una
refugiada oriunda de Liberia, de 20 y pocos años,
a quien había conocido en la red y de quien se
había enamorado.
El incauto granjero llegó al aeropuerto de Bamako
y allí lo recogieron unos hombres que decían ser
parientes de Natacha. Los presuntos familiares de
la novia, que resultaron gángsters, lo condujeron
a un apartamento en la capital, donde lo desnudaron,
y le apuntaron sus armas a la cabeza.
Luego lo amenazaron con rebanarle los miembros
con un machete. Además, reclamaron 86.000
dólares a cambio de su vida.
Los parientes de Gregor dieron la alarma cuando
comenzaron a recibir extraños correos electrónicos
donde el rehén les pedía dinero.
De alguna forma consiguieron convencer a los
secuestradores de que Gregor recogería el dinero
del rescate de la embajada canadiense.
De allí fue que la policía australiana lo rescató,
luego de 12 días en cautiverio.
El fraude en internet es común en Africa Occidental,
y muchos australianos se preguntan cómo
fue que Gregor resultó engañado.
Sus parientes opinan que estaba “cegado” por el
amor cibernético.
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