Subordinados nuevamente a experiencias que algunos ya tenían controladas, los enfermos con Trastorno Obsesivo Compulsivo están pasando mal esta etapa de pandemia causada por COVID-19.
Lavarse las manos frecuentemente, desinfectar objetos, usar guantes y mascarilla, y mantener la distancia social, se han convertido en la base de la denominada “nueva normalidad”. Pero estos hechos tan inusuales, hasta ahora, para la mayoría de la población, suponen el día a día de las personas que padecen TOC.
Esto no significa que asuman la situación actual mejor que nadie, todo lo contrario.
El TOC es la presencia de obsesiones y compulsiones de manera recurrente que convierten a una persona en esclavo de unos temores irracionales.
Se asocia a ruminaciones, ansiedad elevada, evitación de ciertas situaciones u objetos, y está estrechamente relacionado con los miedos personales, razón por la que suele desarrollarse en torno a los seres queridos y preocupaciones de cada uno.
Este hecho genera malestar psicólogo en la persona y puede provocar también problemas físicos, como por ejemplo dermatológicos o capilares.
NORMALIZANDO LOS TRASTORNOS PSICOLÓGICOS.
Nieves Álvarez es psicóloga colaboradora de la Asociación TOC Madrid, en la capital de España, cuyo objetivo es desestigmatizar este trastorno. Según la especialista es un problema habitual que no resulta tan conocido.
“No todas las manías son preocupantes, ni todas son TOC. En las manías haces las cosas de forma determinada porque te gusta. En el TOC las conductas son respuesta a una intrusión para evitar que se produzca algún daño. Las manías resulta fácil dejarlas pero el TOC no”, recalca la experta.
Según la Organización Mundial de la Salud, es uno de los cinco trastornos psiquiátricos más frecuentes y afecta al 3% de la población, pero son pocos quienes acuden al especialista y aquellos que lo hacen suelen esperar años. La vergüenza y la falta de información al respecto, son las principales causas. “Se cree que alguien con TOC está obsesionado con el orden y la limpieza, pero en la mayoría de los casos no tiene que ver solo con eso. Hace falta información psicológica correcta pero, con respecto a todos los trastornos mentales, y debería hacerse desde los medios de comunicación”, recalca Álvarez.
LOS OTROS AFECTADOS.
Los familiares de un obsesivo compulsivo son los otros afectados de este trastorno. Según Adriana “es complicado que te comprendan porque si no lo padecen no lo pueden sentir”.
Es por esto que se hace necesario que el entorno social del paciente reciba información de especialistas para entender cómo funciona la mente y dispongan de pautas. “Cuando ven sufrir a alguien que quieren, tienden a darle la razón y esto es contraproducente en nuestro caso”, destaca Adriana.
La situación social actual provoca que sea inevitable sentir miedo y dudas ante el desconocido COVID-19, y esto hace que el temor de las personas con TOC se multiplique.
Leer, escribir, ver películas, dibujar, jugar con tus animales o hijos, practicar deporte o realizar técnicas de relajación ayudan a mantener la mente ocupada y los especialistas indican que es recomendable.
Además es bueno hablar de los temores, permitirse la queja, hacer caso a la experiencia más que al pensamiento y aceptar la situación.
La situación actual no es temporal, es a largo plazo, por lo que no debemos agobiarnos más al respecto, pero tampoco descuidar las medidas de seguridad. Se trata de pensar menos y sentir más, para así poder disfrutar de la vida sin el agobio de la incertidumbre, indica la psiquiatra.
Por Rosi Legido // EFE/REPORTAJES
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