¿Recuerda la ilusión que ambos tenían hace un tiempo cuando preparaban su boda? ¿Recuerda cómo latía su corazón cuando supo por primera vez que su pareja lo amaba? ¿Era una ilusión? ¿Estaban enamorados? ¿Qué pasó con esos sentimientos?
Resulta que con el tiempo han surgido pequeños problemas y parece que la felicidad ya no es la misma, que su unión no está tan fuerte. El matrimonio siempre implica retos: si ambos no se preocupan por cuidar, respetar y mantener optimista al amor que los ha unido, se puede caer en una rutina que puede matar ese bonito vínculo.
RAZONES POR LAS QUE ‘EL VIRUS DEL DIVORCIO’ PUEDE CONTAGIAR TU MATRIMONIO!
Expectativas exageradas: Esperamos demasiado del otro y nos creamos falsas expectativas sobre lo que es o lo que hace, pidiendo cosas complicadas que bastarían para hacer huir a cualquiera con tantas exigencias.
Falta de Comunicación: A veces se detiene el diálogo por miedo a herir o ser heridos. Antes o después, todos los esposos(as) se preguntan: ‘No sé si me querría igual si tuviera el valor de decirle lo que pienso o siento dentro’.
Querer cambiar al otro: La mayor parte de los matrimonios empiezan a hacerlo casi al momento de casarse y se empeñan en cambiar a su pareja. Y se discute por culpa de las mismas características o cualidades que nos había enamorado.
Cuando faltan las pequeñas muestras de amor: Descuidar las pequeñas atenciones cotidianas una vez casados, cosas que durante el noviazgo eran detalles, palabras dulces, muestras concretas de afecto, mimos, caricias, etc.
Cuando no se tiene tiempo para estar juntos: Se entra en crisis porque no tienen tiempo para estar juntos, para mirarse a la cara, para hablarse, para salir juntos. Nada podrá sustituir nunca el tiempo de estar juntos. Ni el dinero, ni las joyas, ni las pieles, ni una casa más bonita, ni una cuenta bancaria más abultada, etc.
RELACIÓN TÓXICA
Una relación tóxica es aquella en la que la dinámica ha cambiado y está llena de energía negativa. Donde una vez fue feliz, ahora todo lo que siente es temor o desprecio. Algunas relaciones tóxicas pueden llegar a ser mental, emocional o físicamente abusivas. Mientras que las relaciones tóxicas pueden ser trabajadas en la consejería matrimonial, cualquier tipo de abuso es inaceptable y no debe ser tolerado.
Pérdida de Sí Mismo
Algunas relaciones pueden ser agotadoras.
Al principio, es embriagador estar con tu pareja. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, puede comenzar a sentir que se ha perdido. Ya no tiene hobbies que disfrute o ya no tiene tiempo para sí mismo.
Tal vez no sienta que solo se queda con su pareja por sus hijos. En cada relación, necesita ser capaz de seguir siendo “TÚ”. La pérdida del yo puede llevar a problemas en las relaciones incluso al divorcio.
Pretender: Si uno ama de verdad, tendría que saber lo que el otro necesita. Es lo que llamamos ‘pretensiones de telepatía’. Por lo que quizá sea más útil declarar nuestros deseos de manera abierta y exacta. No pretender que otro entiende todo. Y es un error pensar que pedir disculpas lo borra todo. Porque las disculpas son palabras. Mientras que son más importantes las acciones correctivas.
El Dinero: Como el pago para la casa, el presupuesto para comida, diversiones y gastos que nos agobian. Lamentablemente representan hoy en día un porcentaje importante por el cual muchos matrimonios terminan.
NO HAY CONFIANZA
A lo largo de la vida, se supone que nuestro cónyuge es una de las principales personas en las que se puede confiar completamente. Es imposible sentirse cómodo en cualquier matrimonio si no hay confianza. Muchas cosas pueden llevar a la falta de confianza, incluyendo la infidelidad, la mentira y el comportamiento irrespetuoso. No es una buena señal si constantemente cuestiona a su pareja o tiene problemas para creer las cosas que le dicen.
COMO ALEJARNOS DE ESE MALDITO VIRUS
Cuando sentimos que ‘el virus del divorcio’ está cerca, es esa sensación que uno siente que ama a su pareja, y otros días en que uno no está seguro de ello. Tener dudas serias, y nos preguntamos si no valdrá la pena volver a empezar con otra persona, y entonces miramos alrededor y vemos gente feliz y sentimos poco a poco el deseo de otro compañero.
No debemos limitamos a existir uno junto al otro, porque eso nos pede llevar a la idea de la incompatibilidad y de que no vale la pena hacer nada para superar ese sentimiento:
No debemos pensar: ¡Somos incompatibles, y punto! Y cada cual empiezar a irse por su cuenta, comunicando muy poco y nos vamos a nuestro rincón a cultivar nuestras aficiones, lecturas, juegos con amigos, etc.
No debes permitir que lleguen ’los problemas sexuales’ es decir, aceptar que el marido se lamente de que su mujer es frígida o que ella no se siente amada al no despertar deseo en él, etc.. Porque ese es un motivo por lo que comienza la infidelidad, que hoy está tan de moda.
Aquí inicia la muerte del matrimonio, y el divorcio se convierte en la solución para todo. Y por ironías de la vida, casi siempre la nueva pareja tiene las mismas características que la antigua, de la que nos acabamos de separar y todo vuelve a empezar otra vez.
Muchas veces las segundas nupcias funcionan, pero podemos asegurarles que es porque nos hemos puesto a trabajar en nosotros mismos y hemos puesto en el nuevo matrimonio la comprensión que debíamos haber puesto en el primero.
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