Allá en mis tiempos, cuando los presidentes de los pueblos eran gente como tú y como yo: don José -el de la botica-, Olegario -el de la granja-, Enrique -el de las bodegas-; gente del pueblo,
Allá en mis tiempos, cuando los presidentes de los pueblos eran gente como tú y como yo: don José -el de la botica-, Olegario -el de la granja-, Enrique -el de las bodegas-; gente del pueblo, porque no había de otra, y cuando había pocos políticos profesionales… En esos tiempos, un amigo mío fue candidato a la presidencia del pueblo, y en uno de los pocos discursos, porque entonces tampoco se usaban mucho los discursos, ya que la gente creía más en las obras que en las palabras, hasta que, a fuerza de tanto insistir, nos han acostumbrado a creer más en las palabras que en los hechos… como nos han hecho creer muchas otras cosas. El caso es que este amigo dijo en su discurso, que dotaría al pueblo de luz potable y agua mercurial. La gente era más sensata para saber cuáles promesas creer y cuáles no. Ya había habido un presidente que había prometido meter la luz “léctrica” y lo único que puso fueron unos postes en las esquinas. Luego el siguiente presidente prometió que al fin de su mandato no iba a haber un solo poste que no tuviera un foco… Y ese sí cumplió: no hubo un solo poste sin foco en el pueblo, porque se los llevó a su rancho para hacer cercas de alambre.
Mi amigo también cumplió, y metió luz y agua al pueblo, aunque la luz no era potable ni el agua era mercurial, pero dejó el dicho para el floklor, porque los pueblos no olvidan los errores…y como ya afilé, aquí les voy con mi hacha.
Eso de decir unas costras porosas, lo recordé, porque quiero platicarte de aquel líder sindical que, en una de sus arengas, decía: “Compañeros, el movimiento obrero está tomando excremento y es necesario que todos tomen su parte con seriedad para poder llegar a ser la fuerza que…” Es evidente que el pobre hombre quiso decir incremento, aunque es posible que haya creído que aquella era la palabra correcta… pero no cabe duda que ese fulano era un profeta, porque es evidente que en estos tiempos el movimiento obrero está valiendo mierda -disculpe usted la palabra y dele vuelta para que no la vaya a pisar, o se embarre, pero es la realidad-… y en casi todo el mundo, para que no haya discriminación.
La culpa de la crisis financiera actual se les ha echado a los pobres, pero los pobres creemos y sospechamos que la crisis fue planeada, porque los ricos no perdieron y muchos salieron ganando. Hasta pusieron en las noticias, casi como burla, que los banqueros seguían cobrando bonos millonarios, mientras los pobres, con el cinturón bien apretado y haciendo viles y pagando “biles”, pagábamos el pato a través de cuantiosos préstamos, casi donaciones, de nuestro buen gobierno a bancos que “no podían quebrar”. ¡¿?! (Algunas cosas sospechamos, pero no entendemos del todo).
Esta crisis durará mientras sea benéfica y necesaria. Y sí ha traído beneficios. Para los ricos el beneficio mayor ha sido que han doblegado al movimiento obrero; lo han puesto de rodillas y contra la pared. Usted, como yo, habrá sabido de paisas que han tendido que aceptar reducción en sus salarios o en sus beneficios o en los dos, con tal de no perder sus trabajos y la cosa ha llegado al grado de que el que conserva su trabajo está más agradecido que nunca y hace hasta lo imposible por no perderlo… Hasta algunos de esos que nomás ponchaban tarjeta y hacían que trabajaban, pero no hacían nada, ya empezaron a trabajar de verdad. Mucho ganó el capital.
Pero también los obreros ganamos con la crisis. Aprendimos que podemos vivir bien, gastando menos, que desperdiciábamos mucho en comida, en ropa, en lujos. Hasta vendiste la televisión de pantalla gigante porque, para verla bien tenias que estás muy lejos, casi afuera, o necesitabas hacer el cuarto más grande, la compraste nomás porque tu compadre compró una y tenías el cheque de esa semana libre. Aprendiste que ahora que te recogieron el carro lujoso que no pudiste pagar y andas en un carro modesto, hasta andas más cómodo, con menos temores, sin que te lleguen los pagos cada fin de mes, y las composturas no son tan caras. Hoy comes mejor y las comidas son más baratas, comes menos en la calle. Mucho hemos aprendido, pero nos falta todavía más. Nos falta aprender que no es cierto que los ricos muevan al mundo, eso nos han hecho creer, ellos ponen la zanahoria que nos hace jalar pa’lante…, no son banqueros ni el dinero los que mueven el mundo, somos los trabajadores los que puchamos y empujamos, nos falta aprender que somos igual de importantes y que nos complementamos y debemos de trabajar juntos, sin ventajas…Si eso aprendiéramos de esta crisis, no volveríamos a pasar por lo mismo, pero somos tercos y lo más seguro es que caeremos en las mismas trampas una y otra vez… y eso, más que terquedad, es taruguez, idiotez, pendejez…, ¿Cómo ves?, porque si el movimiento obrero toma “excremento”, los patrones saldrán embarrados…, navegamos en el mismo barco… no hay otro.
Nosotros hacemos el dinero y ellos nos lo prestan…
Salud y saludos ¡y hasta la próxima!… licvidriera@aol.com.
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