Perder el cabello provoca un gran impacto en la imagen, pero también puede hacerlo en la autoestima. Por ello, quienes notan que están perdiendo pelo suelen experimentar una gran preocupación al respecto.
Aunque no nos demos cuenta, cada día se nos caen entre 50 y 100 pelos, que luego vuelven a crecer. De hecho, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) explica que siempre hay entre un 12% y un 15% de ellos en fase de recambio, de manera que tardamos unos 4 años en renovar completamente la cabellera. No obstante, algunas personas sufren una caída mayor o tienen una disminución de la densidad capilar.
“Es normal que la densidad vaya disminuyendo de forma progresiva (no pretendamos tener a los 50 el pelo de los 15 años). Normalmente, cada persona tiene entre 100.000 y 150.000 cabellos. En niños, se estima que hay unos 1.100 folículos por cm², a los 25 años quedan unos 600 folículos por cm² y entre los 30 y los 50 años, unos 300 folículos por cm². Además, hay patologías que producen un aumento de la caída, que son las llamadas alopecias. Las más prevalentes son los efluvios telogénicos, la alopecia androgenética o calvicie común, la alopecia areata y la alopecia frontal fibrosante”, explica la dermatóloga Cristina Serrano, miembro de la AEDV.
El efluvio telogénico es una alteración en el ciclo del crecimiento del cabello que desencadena una caída brusca y difusa pero que, afortunadamente, suele ser reversible. Las principales causas del efluvio telogénico son: un aporte inadecuado de proteínas en la dieta, la toma de píldoras anticonceptivas, el déficit de hierro, haberse sometido a una cirugía importante o padecer una enfermedad crónica, el consumo de algunos medicamentos o sufrir tiña en el cuero cabelludo.
Por su parte, la alopecia androgenética o androgénica, también conocida como calvicie común, puede llegar a afectar al 45% de los hombres y casi al 10% de las mujeres, según datos de la AEDV. Sergio Vañó, dermatólogo experto en tricología y miembro de la AEDV, manifiesta que “el motivo de que la alopecia androgénica sea más frecuente en los varones se debe a que está originada por los andrógenos, un tipo de hormonas masculinas que causan el afinamiento del pelo. Asimismo, la herencia es uno de los factores que pueden producir este tipo de alopecia”.
En cuanto a la alopecia areata, es el propio sistema inmune el que produce anticuerpos que atacan a los folículos pilosos, de manera que éstos dejan de producir cabello. La alopecia frontal fibrosante también parece tener un origen autoinmune. Esto significa que es “el propio organismo el que ataca al pelo produciendo una inflamación que, si no se detiene, termina por destruir el folículo piloso”, explica el doctor Sergio Vañó.
MENOPAUSIA, RELACIÓN CON LA CAÍDA DEL CABELLO.
En el organismo de la mujer hay tanto hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) como masculinas (andrógenos) que están en equilibrio. Pero con el final de la vida fértil, sus niveles se desajustan y una de las consecuencias es la caída del cabello. Además, la mayor producción de andrógenos que se da durante esta etapa puede incrementar el crecimiento de vello en otras partes del cuerpo, como la cara.
Los cambios hormonales también son los principales responsables de la pérdida de cabello que muchas mujeres experimentan tras tener un bebé. Por último, debemos recordar que el pelo también se puede caer por tirar de él. Esto se conoce como alopecia por tracción. Ocurre por llevar con frecuencia peinados muy tirantes como moños, coletas o trenzas, por el uso habitual de rulos o de extensiones, entre otros motivos.
Para prevenir la caída del cabello, aconsejan consumir una dieta equilibrada. “Los masajes capilares ayudan a mantener una circulación sanguínea adecuada en el cuero cabelludo. Los folículos pilosos requieren unas condiciones optimas de oxigenación para su funcionamiento, que dependen del aporte de oxígeno a través de la sangre”, añaden.
Purificación León EFE-REPORTAJES
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