Las fantasías sexuales sirven para despertar los deseos más íntimos de cada persona, aquí todo está permitido y todos llegan hasta donde su imaginación desee llegar, es el único conducto de completa l
Las fantasías sexuales sirven para despertar los deseos más íntimos de cada persona, aquí todo está permitido y todos llegan hasta donde su imaginación desee llegar, es el único conducto de completa libertad. Y aunque para algunos es algo malo y negativo, estas fantasías parecen tener efectos mucho más positivos que negativos. Pueden ser una fuente de placer y también una sustitución temporal de actividades de la vida real (cuando no está presente la persona amada, o no se tiene pareja, por ejem…) Pueden constituir una vía de aprendizaje al desarrollar un modelo de actuación, facilitando «ensayos» previos para determinadas experiencias. Igualmente, pueden ayudar a incrementar la confianza en uno mismo al «vernos» realizando adecuadamente las conductas deseadas, y servir de válvula de escape a sentimientos y emociones reprimidas, aumentando la excitación, combatiendo la rutina, el aburrimiento en las relaciones con su pareja.
Fantasías sexuales, un medio hacia la libertad
Respecto al aumento de la excitación, es curioso observar que la mayoría de los especialistas señalan que las personas con la libido inhibida, o con problemas de falta de interés sexual o de excitación, suelen tener escasas fantasías; por ello se benefician cuando reciben un tratamiento dirigido a enseñarles a elaborar fantasías positivas y muy placenteras. Con este objetivo de incrementar la excitación, los terapeutas sexuales utilizan las fantasías tanto en solitario, a menudo combinadas con la masturbación, como en relaciones de pareja. El momento es muy variado: algunas personas las utilizan para comenzar a excitarse y otras en distintas fases, como, por ejemplo, para pasar la fase de meseta a la del orgasmo. Como válvulas de escape, las fantasías ayudan a descargar tensiones o superar frustraciones: por ejemplo, el joven que está acomplejado por el escaso tamaño de su miembro y que fantasea que las mujeres con las que se relaciona sexualmente le dicen que tiene un pene muy grande y que las excita mucho. Esto puede dar confianza al sujeto de cara a sus relaciones, y a la vez, ayudarle a superar los sentimientos de frustración.
No es despreciable tampoco el papel de las fantasías como «ensayo» para la vida real. En especial durante la adolescencia, la fantasía permite prever y prepararse para llevar a cabo conductas nuevas hasta la fecha. Y como las posibilidades de la imaginación son ilimitadas, es por ende imposible hacer una lista que englobe todas las fantasías sexuales. Lo que sí parece factible es apuntar las más habituales: pensar en otra persona cuando se está haciendo el amor con la pareja; realizar comportamientos sexuales de forma obligada; experimentar sensaciones de dominio; imaginar orgías; simular ambos miembros de la pareja que no se conocen; hacer el amor con un personaje famoso, y mucho más. Efecto negativos de las fantasías sexuales Los efectos negativos de las fantasías sexuales se centran en aquellos casos en que éstas no aparecen de forma voluntaria, sino espontánea y reiteradamente, a modo de obsesiones, escapando al control de la persona, llegando incluso a interferir en sus quehaceres habituales. Entonces las fantasías implican conductas que el que fantasea considera anormales o ridículas, pero a pesar de ello es posible que le exciten, lo que con frecuencia le angustia por pensar que no debe excitarse ante conductas anormales. A veces, este tipo de fantasías puede llevar incluso a una seria alteración de la vida sexual y personal: por ejemplo, el hombre de convicciones y fuertemente «machistas» que tiene fantasías de estimulación bucogenital con otro hombre y se siente excitado.
También tienen efectos negativos cuando se convierten en un recurso exclusivo, de forma que la persona abandone otros tipos de actividad sexual o necesite imperiosamente crear estas fantasías para alcanzar satisfacción incluso en relaciones de pareja; en este caso pierden su valor de condimento de la sexualidad. Si este tipo de fantasías llega a ser preocupante, conviene acudir a un especialista (psicólogo, médico…) que disponga de técnicas para cortarlas y poder controlarlas. Fantasías sexuales dan rienda suelta a los más íntimos deseos, pero cuidado que cuando pasan la barrera de la fantasía a lo real, puede convertirse en algo tan frustrante y fuera de control.
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