Nacemos llorando, enfrentando la vida, con puños cerrados y el alma encendida. Sin saber que viene, sin saber que haremos pero el pecho late
Nacemos llorando, enfrentando la vida,
con puños cerrados y el alma encendida.
Sin saber qué viene, sin saber qué haremos
pero el pecho late por el don Supremo.
Damos pasos cortos y abrimos las manos.
Avanzando lento a pasos gigantes
bebemos el viento y olemos a triunfo,
somos del creador el perfecto fruto.
Y llega el otoño y el invierno frío,
y olvidamos pronto lo que hemos vivido.
Cariño, familia, rutina,
olvidamos fácil de Dios la autoría.
Gracias mi Supremo ¡Gracias infinitas!
A ti sólo a ti debemos la vida,
el aire, la risa, la piel, la caricia,
el águila, el viento, la arena, la orquídea.
Desde que entraste a mi vida,
nada ha sido lo mismo.
Amé tu manera de ser,
y la manera que me miraste,
la manera que te abracé,
la manera que me besaste,
y es por eso que te confieso que…
Tu pelo es tan maravilloso como un río,
y tu piel suave y contra el frío,
dulce sonrisa tienes y unos labios
que me trauman.
Tus piernas tan hermosas me conquistan.
La manera que me acaricias me paraliza,
y sobre todo quitas mi habilidad,
pues ahora creo que sabes claramente,
que eres tu mi DEBILIDAD…
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