¡Id malditos al fuego eterno!… Una frase fuerte que debería de hacer reflexionar seriamente a más de tres y estremecer a más de diez.
Recuerdo haber escuchado esa frase desde que era muy niño, cuando me mandaban al catecismo, y siempre me pareció que encerraba un mensaje terrible… como de coraje, como de rencor, de odio, de venganza, más que simple aplicación de la Justicia. Porque yo creo que hay, o debe haber, una diferencia entre aplicar la justicia y ajusticiar.
De grande fui aprendiendo que las religiones siempre han sido ingrediente importante en muchas guerras y que libros sagrados tienen muchas frases que hablan de venganza y de odio y muy pocas frases fuertes de amor que las contrarresten… “La venganza es mía, dice el Señor”… Me pregunto si eso influirá en que haya tanto odio en el mundo, porque si dicen que hay actualmente más de cuatro mil religiones en el mundo… ¿no me crees que hay 4mil? Con decirte que hasta una iglesia maradoniana existe, y si todas promueven más frases de odio y venganza que frases de amor, pues ahí está la causa de que el mundo ande como anda… y de que haya andado como “andó”, porque la historia cuenta cómo ha habido guerras en que las religiones han sido ingrediente principal. Luchas crueles, luchas sangrientas, tal vez inspiradas en la frase que oyeron, como yo, desde niños: Id malditos al fuego eterno.
Y es que una vez que dividimos a la gente entre “buenos” y “malos” ya creemos tener el permiso para matar impunemente, hombres, mujeres y niños, sin ningún remordimiento, sea en nombre de dios o en nombre del diablo. Hay mucho odio entre religiones, mucho odio entre las razas, entre naciones y mucho sufrimiento que, queramos o no, a todos nos alcanza, porque el odio es como un incendio, que fácil empieza, pero difícil se apaga. Lo más triste es que la humanidad no pueda más que mirar impotente las matazones en las guerras, el sufrimiento de tanta gente. Las organizaciones mundiales carecen de medios para detener guerras y también para evitarlas. No queremos entender que vamos caminando con paso seguro a una guerra mundial en la que todos, odiados y odiadores iremos, si no al fuego eterno, sí al fuego nuclear ¡Cuidado! cualquier chispita puede iniciar un grande incendio… que puede ser el último.
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