Todos los ratones de una granja estaban tremendamente tristes. Pues desde meses antes, había llegado al lugar un gran gato, que no hacía mas que intimidarlos, lo que provocaba que nadie se…
La Asamblea de los Ratones
Todos los ratones de una granja estaban tremendamente tristes. Pues desde meses antes, había llegado al lugar un gran gato, que no hacía mas que intimidarlos, lo que provocaba que nadie se atreviera a sacar ni un solo bigote de su ratonera.
Esto había provocado que el hambre comenzara a reinar allí. Pero cada vez que algún valiente se aventuraba hasta la alacena para buscar comida, no muchos corrían con la suerte de volver y quien lo hacía, volvía mal herido y aterrorizado.
El feroz felino estaba siempre al acecho, de noche y de día. La situación se había hecho imposible.
Cansados de vivir así, los pocos ratoncitos que habían escapado de las temibles garras del minino decidieron reunirse en una asamblea: había que encontrar el modo de detener a ese peligroso animal.
— Hay que tenderle una trampa– se apuraron a decir algunos.
— Sería mejor hacerle tragar algún alimento envenenado– dijeron otros.
— ¡Creo saber como!– gritó un ratón más viejo, el anciano de la comunidad.
Y como era más astuto y más sabio que los otros, todos lo escucharon con atención.
–Si lográsemos colgar un cascabel de la cola del gato, le oiríamos venir y tendríamos tiempo para escapar.
–¡Es una idea genial!– gritaron todos.
Y la propuesta fue aceptada de inmediato por unanimidad. Pero lo malo vino, cuando fue necesario encontrar un voluntario para realizar tan peligrosa enmienda, todos corrieron asustados: nadie tenía el valor suficiente…!
Y fue así que la asamblea terminó, sin solución real a los problemas y…, sin nada que terminara con sus sufrimientos!
Moraleja: Fácil es hablar, difícil es realizar!
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