Un reciente estudio encontró que las mujeres que duermen bien y tienen buenos amigos tienen bajos niveles de una molécula algo desagradable en la sangre, llamada interleuquina-6 (IL-6). Esto es impo
Un reciente estudio encontró que las mujeres que duermen bien y tienen buenos amigos tienen bajos niveles de una molécula algo desagradable en la sangre, llamada interleuquina-6 (IL-6).
Esto es importante porque los niveles elevados de IL-6 se han relacionado con enfermedades que van desde el Alzheimer, a la artritis reumatoide y al cáncer, aseguró Elliot M. Friedman, autor del estudio y profesor de la Universidad de Wisconsin.
Se ha sabido por algún tiempo que un sueño de mala calidad se relaciona con mayores niveles de IL-6, que a su vez están relacionados con mayores niveles de mortalidad, aseguró Friedman, del Robert Wood Johnson Health & Society. “Pero la idea de que unas buenas relaciones sociales puedan compensar un mal sueño es nueva”, dijo.
Los hallazgos aparecen en la edición de esta semana de Proceedings of the National Academy of Sciences.
Friedman no está dando consejos basado en el hallazgo porque el estudio fue algo pequeño. Participaron 74 mujeres entre los 61 y los 90, quienes llenaron cuestionarios acerca de sus actividades sociales, usaron aparatos que controlaron su sueño en casa y suministraron muestras de sangre para comprobar la presencia de IL-6.
“Se trata de un resultado intrigante”, aseguró. “Ahora necesitamos expandirlo a los hombres y a más mujeres”.
Este estudio fue diseñado para examinar “la hipótesis de por qué son beneficiosas las relaciones sociales, aclaró Friedman. “Es posible que ayuden a las personas a dormir mejor. Las personas solitarias no duermen igual de bien”
Resultó que el estudio demostró que “tanto dormir bien como una buena calidad de relaciones sociales predicen niveles inferiores de IL-6”, por lo que se concluye que ambos son beneficiosos para la salud, sobre todo femenina, ya que ellas actuan, sienten y piensan diferente a los varones.
“¿Qué hace que las relaciones sociales afecten la biología?”, se preguntó. “Cuando logremos entender eso, las aplicaciones prácticas se harán más claras”… Lo que queda bien es claro, es que para la salud física, nunca hace daño tener amigos, concluyó Friedman.
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