Letra chiquita

 

“…No desprecies a nadie. Porque hasta un átomo hace sombra…”
Pitágoras. Filósofo griego.

 Existe la falsa creencia de que cualquier inmigrante, sin importar su origen o la forma en la que haya llegado hasta aquí, tiene la posibilidad de unirse al ejército de Estados Unidos.

 Hay también quienes de manera equivocada suponen que los indocumentados que logran colarse en la milicia son enviados como carne de cañón al campo de batalla. Más aún, prevalece el mito de que cuando éstos fallecen o son heridos en combate, ellos mismos o sus familias a la postre adquieren status legal. Nada de eso es cierto. En realidad, las Fuerzas Armadas de este país mantienen la misma política de no aceptar entre sus filas a personas que carezcan de documentos legales, ya sea de residencia permanente o de ciudadanía. Es más, voceros del ejército de EEUU acaban de reiterar que en el futuro revisarán con mayor cuidado a cada aspirante a recluta para evitar que personas sin papeles o con antecedentes penales se integren a sus filas.

 Por otra parte, las guerras en Iraq y Afganistán, han resultado demasiado costosas no sólo en lo económico, sino también en lo moral y en lo social. Por poner un ejemplo, el índice de suicidios en el ejército ha ido en constante aumento desde el 2004. Tan sólo el pasado mes de enero, siete soldados se quitaron la vida en comparación con cinco que también lo hicieron el mismo mes del año pasado. Pero volviendo a la necesidad de contar con nuevos elementos de tropa, el Pentágono acaba de anunciar que por primera vez estarán abiertos a reclutar a inmigrantes temporales que hayan vivido por lo menos durante dos años en Estados Unidos. Será requisito que hablen dos o más idiomas y que de preferencia tengan habilidades en cuidados médicos o análisis de campo en datos de inteligencia. Este programa piloto abriría incluso la posibilidad de adquirir la ciudadanía en un plazo de apenas ¡seis meses! Así, en principio, la idea suena muy atractiva para miles de inmigrantes con estancia limitada.

 Sin embargo, al leer la “letra chiquita” del comunicado, nos damos cuenta de que al menos no está diseñado para nuestra gente. Por principio de cuentas, el programa estará limitado a tan sólo mil solicitantes a nivel nacional durante su primer año (se espera que a la larga llegue a 14 mil por año). Pero aquí lo más decepcionante: los aspirantes latinos no están invitados. Una vez más, el Gobierno lanza un desdén hacia nuestra comunidad. Una vez más, se le niega la posibilidad de superarse a muchos inmigrantes hispanos que ante todo han demostrado su coraje y determinación en cada uno de los conflictos armados donde ha participado Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial. Qué lástima que a tantos hombres valiosos se les cierren las puertas. A fin de cuentas, el “Army” se lo pierde…. Digan lo que digan.