El norteño estado de Ohio, fue el escenario de un truculento crimen que sacudió la sensibilidad de todos los estadounidenses. El primer embarazo de la joven Theresa Andrews, de 23 años,
El norteño estado de Ohio, fue el escenario de un truculento crimen que sacudió la sensibilidad de todos los estadounidenses. El primer embarazo de la joven Theresa Andrews, de 23 años, era seguido atentamente por una vecina del barrio que ni siquiera conocía. Cuando se acercó el momento de dar a luz, Michelle Bica, de 39 años, inventó una argucia para colarse en la casa de la futura mamá y sorprendiéndola le pegó un tiro por la espalda con la intención de arrancarle el bebé del vientre y hacerlo pasar por el suyo propio. La Policía necesitó una semana para componer los pedazos de este rompecabezas que terminó con dos cadáveres y un recién nacido.
Theresa fue hallada enterrada en el garaje de los Bica con una rajada horizontal en el abdomen, su hijo en la cuna, pasando por primogénito del matrimonio, y Michelle, autora del crimen, se suicido de un tiro cuando se sintió acorralada por los agentes. Momentos antes de ser asesinada, la joven embarazada había llamado a su marido al trabajo para contarle entusiasmada que una mujer quería adquirir la furgoneta que vendían. Cuando volvió a casa, el esposo encontró la puerta abierta de par en par.
Su mujer y el vehículo se habían esfumado. La Policía descubrió pronto el nombre de la compradora, Michelle, cuyo número de móvil figuraba en el registro telefónico como la última llamada recibida… Y poco a poco se fue desenmarañando tan macabro asesinato…
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