Es sabido que las mentiras forman parte de la vida misma. Ocultar la verdad y fingir son actitudes normales, pero si últimamente haz notado que tu galán tiende a decir muchas, ten cuidado porque puede
Es sabido que las mentiras forman parte de la vida misma. Ocultar la verdad y fingir son actitudes normales, pero si últimamente haz notado que tu galán tiende a decir muchas, ten cuidado porque puede sufrir de un serio trastorno llamado síndrome de Pinocho.
Tal vez te suene exagerado, pero las mentiras de tu hombre pueden ser sólo la punta del iceberg que en el fondo esconda a una persona con problemas psicológicos o conflictos emocionales. Aquí te decimos cómo descubrirlo.
Según los psicóanalistas, los adultos mentimos de vez en cuando para lograr algo o autoengañarnos si nos negamos a aceptar lo que nos incomoda.
Las personas que inventan, deforman o exageran la realidad son conscientes de su incapacidad para comunicarse con sinceridad, pero no pueden controlar su conducta y viven llenos de malestar sin solucionarlo. Algunos viven en un mundo irreal y ni siquiera se dan cuenta de que están mintiendo. Hay diferentes personalidades mentirosas, reconoce la de tu hombre:
EL NARCISTA: Exagera sus propios méritos para ganar la aprobación de los demás.
EL HISTRION: Debido alguna carencia emocional, exagera todo para llamar la atención.
EL ANTISOCIAL: Basa su conducta en las mentiras para lograr simpatía de los demás.
EL ENFERMO: Simula enfermedades o se causa heridas para conseguir cariño y cuidados.
EL MITOMANO: No puede evitar su compulsión enfermiza de decir mentiras.
Según los psicólogos, las razones comunes por las que alguien miente son para:
Si él oculta o desfigura la verdad, te aseguramos que no se siente nada bien, pero además sufre lo siguiente:
Desgaste emocional: Tiene que controlar las palabras y forzar la memoria para no contradecirse. Malestar: Al mentir no elimina ningún malestar, el problema de fondo subsiste. Efecto bumerang: Al intentar disfrazar una realidad que no soporta, la demuestra con más fuerza.
Remordimientos: El sentimiento de culpa le pesa tanto que comete errores para ser atrapado.
Rechazo: Sus engaños terminan por deteriorar las relaciones con los demás.
Desconocimiento propio: Nunca llega a saber cómo es realidad él mismo, vive en un mundo imaginario.
¿Recuerdas que cuando Pinocho mentía le crecía la nariz? Pues parece increíble, pero cuando la persona miente, los vasos sanguíneos de su nariz se llenan de sangre, por lo tanto le da comezón en la punta y se la rasca. Pero también existen algunas otras señas delatoras en sus palabras, actitud y lenguaje, no verbal cuando él te está mintiendo, porque no puede dominar los cambios de su sistema nervioso:
Le cambia la cara: Se ruboriza o palidece demasiado, sonríe sólo con la boca pero no con el rostro, la frente le suda y adopta forma de V invertida.
Cambia de mirada: Muestra las pupilas dilatadas, lagrimea, eleva las cejas, desvía los ojos, parpadea demasiado, no mantiene la vista fija en ti mucho tiempo.
Cambia su tono de voz: Habla más alto y agudo por el nerviosismo, habla más rápido o más despacio de lo normal.
Si descubres que tu amor es un mentiroso patológico y convulsivo, te sugerimos que no lo condenes, ni castigues o desenmascares delante de otras personas, porque la humillación puede ser contraproducente. Lo mejor es que intentes hacerle ver que su vida funcionaría mejor sin los engaños, que quizá no pueda salir solo del problema y que necesita la ayuda de un experto y profesional.
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