Él no era un aficionado más, ¡no!, él había sido un consumado deportista y experto en competencias de esqui, de hecho era un esquiador de primerísima clase que había ganado medalla para su país,
Él no era un aficionado más, ¡no!, él había sido un consumado deportista y experto en competencias de esqui, de hecho era un esquiador de primerísima clase que había ganado medalla para su país, Finlandia, en las olimpiadas invernales de 1988. Pero ahora, por cosas incomprensibles de la vida o porque su destino ya estaba escrito así, Ray Lammi, encontró la muerte de la manera más inverosímil que cualquiera pudiera imaginarse.
ASI EMPIEZA LA TRAGEDIA
Desde que se divorcio de su esposa Lauri, de eso hace cinco años, Ray se retiró de todo y de todos. La ruptura de su matrimonio le provocó tal depresión, que abandonó el deporte que tanto amaba, el esqui. “Ray no quería hacer nada desde que lo dejó Lauri”, cuenta Olle, el hermano menor de Ray. “Sólo caminaba como autómata por la casa todo el día, y nada de lo que le decíamos lograba que regresara a los esquíes”. Pero a principios de enero del año pasado, cuando se reconciliaron él y su ex-esposa, el atleta, de 38 años de edad, empezó a entrenar de nuevo y comentó a algunos amigos que jamás se había sentido tan bien física y emocionalmente.
COINCIDENCIA FATAL
Muy ilusionado y optimista regresó al mundo del deporte luego de años de ausencia, pero para su desgracia sólo para encontrarse con la muerte. Estaba decidido a volver a los primeros planos del esqui mundial y para eso había entrenado muy duro y con mucha dedicación. El día del accidente, tras algunos movimientos de flexibilidad y a manera de calentamiento de músculos, si eso era posible, Ray se concentró unos segundos, luego se colocó en la caja de lanzamiento y salió disparado de la rampa hacia una altura que jamás había alcanzado, pero para su mala fortuna es estrelló contra las patas de aterrizaje del helicóptero de un canal de televisión local que transmitía las finales de esas competencias preliminares.
“Todo se juntó para la desgracia”, explica el esquiador Reino Vento, amigo de Ray. “En primer lugar, el helicóptero de la prensa violó todos los reglamentos de esta competencia, pues se acercó demasiado. “Ray, por su lado, alcanzó una altura increíble en el salto, que posiblemente sea el más alto del mundo. “La combinación del helicóptero demasiado cerca y bajo, y la extraordinaria altura que alcanzó Ray, dieron como resultado la colisión”. Las piernas de Ray golpearon las patas del helicóptero e inmediatamente se desplomó.
PRIMERO Y ULTIMO
Lamentablemente, el atleta perdió la vida en su primera competencia, después de varios años de ausencia. “Recuerdo cada detalle de ese momento como si fuera una pesadilla en cámara lenta”, dice Lauri, quien estaba presente cuando ocurrió el terrible accidente. “Después de cinco años de soledad, por fin habíamos arreglado nuestros problemas y estábamos comenzando una nueva vida”, comenta la llorosa viuda. Irónicamente y como casi siempre pasa, los culpables de la tragedia, el piloto del helicóptero y el camarógrafo de deportes resultaron sólo con pequeñas lesiones. Y Créalo o No, Así Fue… como un consumado esquiador perdió la vida en el primero y el último accidente que sufrió desde que había vuelto con su esposa.
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