Se calcula que el ser humano tiene en su interior más de dos mil especies bacterianas distintas, la mayoría viviendo con nosotros en feliz armonía. Nosotros les alimentamos y damos casa, ellas nos ayudan a realizar nuestras funciones vitales por medio de los cambios químicos que realizan, ayudando especialmente en la absorción de nutrientes.
El microbiota intestinal, también llamada flora intestinal, se compone de muchas de estas bacterias benéficas. Entre ellas, algunas pocas, unas cien, pueden llegar a causarnos molestias o enfermedades si su presencia sube de niveles considerados normales.
Los síntomas de una flora intestinal desequilibrada pueden confundirse con la indigestión, pero duran por muchos días: diarrea frecuente intercalada con periodos de estreñimiento, hinchazón abdominal, gases, cólicos, heces con un mal olor fuerte y desagradable. Un síntoma inequívoco de una flora intestinal dañada es ir más de tres veces al baño al día y hacer deposiciones acuosas.
Como es lógico, la cura para la flora intestinal está en los alimentos. Y es muy importante cuidar la flora porque, de estar mal por largos periodos de tiempo, puede traer como consecuencia un debilitamiento del sistema inmune y tras ello todo tipo de enfermedades.
Para cuidar la flora intestinal es importante comer muchas frutas y verduras. Se trata de adquirir fibra que regula la flora y antioxidantes que refuerzan el sistema inmune. La presencia de estas sustancias regula la acidez del estómago y eso permite una sana digestión.
En caso de restableciendo el equilibrio de su flora intestinal se recomienda también bajar el consumo de proteínas animales. No se propone dejar de consumirlas porque son una fuente importante de energía, pero sí son difíciles de digerir. La carne que pueda usted meter en un puño cerrado, es suficiente dosis para el día.
Hay alimentos que tienen probióticos y son los campeones para reparar una flora intestinal
dañada. Destacan el yogurt natural, sin azúcares, así como la espinaca, la cebolla, el ajo, el plátano, el maíz tierno y las manzanas.
Muy importante es también tomar mucha agua. El sistema digestivo lo agradece. Tome agua sola, sin azúcares, sin colorantes. En tiempos de reparación de flora intestinal, se recomienda al menos un litro de agua por día.
En casos graves, y siempre bajo receta médica, se recomienda tomar medicinas con probióticos concentrados. Verá usted que en unos días le cambia la panza y con ello hasta el humor. No en vano se dice que cuando la panza es feliz, la persona también.
Antes de poner en práctica este o cualquier otro remedio casero, consulte a su médico.
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