Fue hasta 1987, cuando en lo más profundo de las montañas neozelandesas dos antropólogos ingleses, Thomas Maxwell y Robert Smith hallaron esta increíble tribu. Los hombres gobiernan el clan y tanto el
Fue hasta 1987, cuando en lo más profundo de las montañas neozelandesas dos antropólogos ingleses, Thomas Maxwell y Robert Smith hallaron esta increíble tribu. Los hombres gobiernan el clan y tanto ellos, como los niños e incluso las mujeres visten taparrabos, además ellas se muestran con los senos al aire. Andan descalzos, las niñas y los niños pequeños van totalmente desnudos. Viven como en la época de las cavernas; conocen el fuego, saben hacer canastas y artículos de mimbre y son excelentes escaladores. Sin ayuda de cuerdas ni otros instrumentos trepan con los pies descalzos por piedras, precipicios y salientes rocas con tanta facilidad como si estuvieran en tierra plana.
Su lenguaje es simple, formado por palabras que encierran ideas completas. Por ejemplo, la expresión “ailá-hamu” quiere decir. “Deja lo que estás haciendo y ven, ya está la comida”. Sus costumbres son muy sencillas, ya que duermen, se bañan, comen, haces sus necesidades fisiológicas y juegan en grupo. Unicamente tienen pudor cuando hacen el amor; las parejas se ocultan en la vegetación y horas después regresan ya bañados en el río cercano.
Vida y Alimento sin Complicaciones
Ellos viven muy felices a su manera y temen cuando un intruso se les acerca, no son gente belicosa y lo único que quieren es que los dejan vivir. El único alimento que consumen y que todos sus antepasados han consumido por generaciones, son los murciélagos, los cuales fueron un legado de su dios “Tammammuake”, que quiere decir “El gran espíritu con alas” y que cada año crea murciélagos para que la tribu no perezca de hambre.
Ellos tienen una curiosa leyenda: El dios “Tammammuake” habló con los primeros habitantes del lugar y les dijo: “Todos ustedes se van a alimentar con los murciélagos, ya que al comerlos una parte de mí estará dentro de su cuerpo”. Desde entonces la tribu ingiere esos roedores alados, para ello, varios hombres salen provistos con largas antorchas y un canasto a la espalda a eso del mediodía, cuando los animales están durmiendo en sus cuevas. Cada hombre captura de doce a quince. Por lo general escogen los que están alejados de los demás y su método de captura es muy elemental: Toman el quiróptero por las alas y, sin darle tiempo a retorcerse o a chillar, lo meten en un pequeño compartimento a la entrada de la canasta. Una vez cerrado, mueve unas varas en la canasta de tal manera que el murciélago queda en el fondo del recipiente junto con los demás. Una vez recolectados, son llevados a la tribu.
Ahí, las mujeres queman maderas olorosas y ahuman todos los recipientes. Luego todos se postran y adoran al dios Tammammuake que está representado en los animales, y sin abrir los canastos, los sumergen dentro de grandes ollas de barro repletas de agua hirviendo. Los murciélagos mueren cocinados y son sacados uno por uno. Ya sea cocidos o fritos, todos ingieren en silencio su comida. Nadie habla y quien lo hace recibe una serie de bofetadas. No hablan porque reciben la “divinidad” en la carne y si hablan, se les escapa por la boca. No hay duda que, conocer la vida y costumbres de los ‘Maxwell-Smith’ de Nueva Zelanda es algo de Enterarse y Sorprenderse!!!
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