¿Cómo conseguir una comunicación eficaz, dominada por la voluntad de entendimiento? ¿Cómo expresarse con asertividad y confianza, incluso en situaciones complicadas? ¿Cómo encontrar nuestra propia voz, hablar con honestidad y desprendernos de los patrones de comunicación inconscientes?
“De la calidad de nuestros diálogos depende en buena parte la calidad de nuestra vida. Pero cada intercambio pone en juego expectativas, pensamientos, experiencias pasadas, necesidades y hábitos propios y ajenos, que pueden boicotear el acto comunicativo”, señala Oren Jay Sofer, entrenador acreditado de Comunicación No Violenta.
“Para tener diálogos cercanos y sinceros, y mantener la calma en conversaciones difíciles, debemos ser conscientes de nuestros sentimientos y necesidades durante la comunicación, de nuestros pensamientos y creencias y de nuestra manera de escuchar y hablar”, señala el autor del libro ‘Di lo que quieres decir’.
Y una parte importante de “decir lo queremos decir” consiste “en pedir aquello que queremos, algo que a menudo se ve impedido por nuestros propios condicionamientos mentales”, según Sofer (www.orenjaysofer.com).
“No quiero ser una molestia. Prefiero no ser una carga”. “Puedo arreglármelas, no pasa nada”. “No es para tanto. No quiero que se sientan obligados…”.
Estas son algunas de las frases a las que recurrimos habitualmente para justificarnos mentalmente y evitar dar el paso de pedir expresamente algo a alguien.
Para Sofer “ayudarnos los unos a los otros produce alegría, placer y agrado, perceptibles en algo tan sencillo como sujetar la puerta para que pase otra persona o dar ayuda a un amigo que la necesita”, señala.
Este experto propone unos sencillos ejercicios psicológicos y claves para hacer peticiones que fomenten la colaboración con los demás teniendo en cuenta sus necesidades.
UN SECRETO TAN SENCILLO COMO PODEROSO.
Sofer recalca un principio esencial que le trasmitieron cuando tenía veinte años: “si quieres algo, pídelo”.
“Hacer peticiones claras es bastante poco corriente. Pero si no le decimos a alguien con claridad lo que queremos, la otra persona tendrá que adivinarlo o responder como le plazca, corriendo el riesgo de que se tome lo que le decimos en un sentido completamente distinto al que queríamos darle”, reflexiona.
TRES CLAVES DE PEDIR.
Las peticiones son estrategias, sirven para calibrar la disposición del otro a ayudarnos o a aceptar nuestra estrategia. Y para dejar esto lo más claro posible, conviene que sean de carácter….
“Hacer una petición puede ser arduo, pero las anteriores claves permiten desarrollar las habilidades para conseguirlo”, señala.
Para hacer una petición ‘positiva’ es necesario ser capaz de identificar nuestras necesidades y proponer una estrategia para satisfacerlas.
Para que sea ‘específica’ tenemos que ser capaces de hacer observaciones claras y enunciar las conductas concretas que deseamos conseguir de la otra persona, según Sofer.
Y añade que “la ‘flexibilidad’ procede de comprender, no solo nuestras propias necesidades, sino además las del otro, además de poder encontrar creativamente más de una estrategia a fin de satisfacer todas las necesidades que entren en juego.
Por María Jesús Ribas. // EFE/REPORTAJES
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